Incondicional. Me remite a algo o alguien sin limitación,
sin restricciones, requisitos o condiciones. ¿Seremos incondicionales?, es
decir, ¿Ameritamos todo lo que la palabra conlleva?, ¿En qué medida es posible
que seamos incondicionales?. Serlo implicaría no esperar nada de vos, no
condicionarte, no pedirte o suplicarte implícitamente que cumplas con mis
pautas, mis condiciones o mis requisitos, y viceversa. ¿Acaso vinimos al mundo
con el fin de suplir las expectativas de otro? Seamos quienes somos, equivoquémonos,
aprendamos, sigamos nuestras propias reglas, hagamos eso que sentimos que es
correcto. Que no hagas porque a mi no me cae en gracia, de ningún modo me
llena, me satisface, ni me tranquiliza. Por el contrario, me llena de
incertidumbres por pensar que quién te hizo optar por no hacerlo, fui yo. Impedirte
solo me hace saber que ejerzo el poder de limitarte, pero no me calma la el
alma porque se que vos quisiste y yo, sin ser nadie para hacerlo, te prohibí. Y
no porque acates mis condiciones, mis miedos y la historia que se inventa mi
cabeza, desaparecen. Siguen ahí latentes. Que hagas lo que hagas, tal vez no me
resulte la mejor opción, o no comparta la decisión, pero te aseguro que lo
prefiero mil veces. No quiero quedarme con el mal sabor de haberte prohibido,
porque, al fin y al cabo, ¿Quién soy para impedirte?. No hay peor decisión que
acatar a la limitación insegura de alguien que te condiciona. No quiero atarte
a cadenas que te agobien, ni someterte a reglas que no tengo, no quiero
frustrar tus elecciones, ni atenuar los colores de tu esencia. ¿Qué quiero? No
importa y tampoco lo se.
La incondicionalidad de la que hablo, es la misma que va a
hacer con que te quedes a mi lado por no esperar nada de vos, va a hacer con
que te elija por ser quien sos y no por quien quiero que seas. Vivir sin
condiciones significa justamente eso, no condicionarnos, para así nunca
frustrarnos por no haber seguido al pie de la letra un listado de “no quieros”
egoístas y egocéntricos basado en pretensiones que ni nosotros mismos comprendemos.
J. Fiuna
J. Fiuna
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