La mañana soleada, el viento en la cara, el ruido de lluvia, la tormenta, el trueno, el olor a tierra mojada, los recuerdos, la arena cálida, el ruido del mar imponente, el mate caliente, la sonrisa mostrando todos los dientes. Qué bien se siente.
Tu familia, tus amigos, el cielo gigante, lleno de gente, el pasado que te educa, el principio del que se aprende, el futuro que te miente.
La mirada de ella, las perlas haciendo juego con los dientes, tu corazón latente y el miedo presente.
Tus ojos no mienten. Tu felicidad se siente. Abunda la gente alegre, la buena y también los incompetentes.
El cielo oscuro, la noche fría, el cartón que te tapa, también la cobija, el hambre que abunda también la malicia. Tus ojos pensantes se cierran, mañana arranca otro día.
La felicidad deseada, el deseo como movimiento, la zona de confort, el miedo a todo, el miedo a nada, la seguridad, la inseguridad, los malos que matan, los buenos que ayudan y la certeza que se nos escapa.
Y así vivimos buscando, porque el que busca encuentra o si no, no tiene nada.