Tal vez lo que me entristece es descubrir que no estoy
amando. Qué triste, ¿no? Vivir sin amar. No amarte a vos, no amar a nadie, no
amar, me vuelve más loca de lo que ya estoy. Es que en la búsqueda inconsciente
y desesperada de amar, termino odiando a todo el mundo. Inconsciente porque mi
yo más recurrente quiere estar solo, aunque acompañado.
¿Nos vamos lejos? Hablo conmigo y con mi otro yo. Ojalá
pudiera escapar con alguien. Ahora.
Nos fuimos. Y si te cruzo por ahí, no sé con qué “yo” te vas
a encontrar. En todo caso, suerte. Porque, admito, no es fácil lidiar con
ninguno de los dos.
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