Quise amarte sin atarte, entre tanta desconfianza que hoy
anda por ahí, reinante. Y ahora… ni nosotros dos, ni vos y yo, ni vos ni yo.
Contaminarte de mis ganas locas e inestables de vivir, enseñarte el arte de poder relajarte en una
vida desestructuralizada, sin patrones agobiantes que te jueguen una pasada. Y por eso… ni nosotros dos, ni vos y yo, ni vos ni yo.
Quise dejarte, que andes, que palpes, y que vuelvas cuando
lo necesitases, pero fuiste vos y eso te asustó. Y ahora ni nosotros dos, ni
vos y yo, ni vos ni yo.
Mostrarte mi más puro yo, desnudé mi alma, me mostré
sensible e intacta, indefensa y exacta. Y luego… ni nosotros dos, ni vos y yo,
ni vos ni yo.
Por mostrarte mis maneras, exponerte mis ideas, regalarte mil maneras de vivir a mi manera. Por amarte
sin medidas, por pedirte que tan solo vivas, por haberme engañado convencida de
que así entenderías… es que hoy no somos ni nosotros dos, ni vos y yo, ni vos
ni yo.
J. Fiuna
J. Fiuna
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