Nada. Allá afuera veo de todo, pero todo eso es nada. Estoy,
pienso, existo pero no soy nada. No somos nada.
Me acuerdo de que mi novio me dijo una vez que soy súper
pesimista en mi forma de ver el mundo cuando reflexiono, y otra vez se me viene
la nada.
¿Qué sentido todo esto?
Un amor, una pasión, un hijo. Todos momentos felices pero
apenas soy feliz, lloro porque… ¿Por qué? No es justo que se nos permita el
goce y nos priven de la verdad. Es cruel.
Tener ratos de conciencia extrema me agobia. Me angustia.
Me levanto, preparo un mate y beso a mi gata, que me muerde.
Me da bronca… la quiero, ¿por qué me lastima?. Me acuerdo ahí que hacía un rato
estaba angustiada pero ya no le doy tanta importancia. Pienso que era una
boludes y vuelvo a los mates.
Nada. Allá afuera veo árboles, edificios, gatos por los
techos. Pero todo eso ya no me genera nada.
5 comentarios:
¡Qué placer leerte!
Es como estar frenado en la banquina, con una goma pinchada, y ver que el resto de los autos avanzan.
somos nada
y al mismo tiempo
lo somos todo.
es muy loco eso. Nunca deja de darme vueltas en la cabeza.
como saber que hay decisiones que tomamos que realmente no importan
y a la vez
hay decisiones pequeñas que cambian mundos enteros.
nada y todo a la vez, qué increíble.
Me gusto mucho lo que escribiste, a veces la cociencia extrema, el ver la realidad en estado puro nos hace ver el sin sentido de todo, pero despues de un rata pas y volvemos a nuestro estado "normal", social, y nos adormecemos con lo cotidiano...
saludos, A.
La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna. La verdadera prueba de la moralidad de la humanidad, la más honda (situada a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación con aquellos que están a su merced: los animales. (Milan Kundera)
Me encantó tu texto. A veces me pasa lo mismo.
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